¡Es tiempo de setas!

Todas las setas son comestibles… algunas, una sola vez.

¿Qué setas son comestibles?

Las cultivadas se pueden consumir a lo largo de todo el año, por ejemplo, el champiñón y las trufas. Y las silvestres sólo en primavera y otoño.

¿Por qué nos intoxicamos?

Muchas veces por la propia osadía de algunos expertos en encontrar nuevas especies, por errores en la identificación. Otras veces, porque los hongos experimentan cambios en su color o porque han perdido ciertas estructuras fundamentales para su identificación que nos despistan. 

Otras, simplemente, por la forma en que las ingerimos, ya que muchas sustancias venenosas al ser cocinadas pierden su eficacia, como Gyromita esculenta o Lepista nuda.

¿Cómo nos afectan?

La intoxicación por hongos puede ocasionarnos síntomas a corto o a largo plazo. Cuanto más tardan en aparecer los síntomas, más graves son las consecuencias:

• Hongos mortales

Si los síntomas aparecen en menos de 6 horas, las consecuencias no son tan graves, aunque sí molestas. Estos efectos muchas veces son deseados por algunos:

• Alucinógenos

• Cardiovasculares al mezclar cierto tipo de setas con alcohol simultáneamente o pasado un rato.

• Gastrointestinales

• Hemolíticos (los glóbulos rojos se rompen) cuando se consumen estas setas crudas o poco cocinadas.

  

• Neurológicos:

Cuidado con el dicho!! No te fíes si…

• Tienen colores chillones y brillantes. Algunas especies muy tóxicas son totalmente blancas, como la Amanita virosa.

• No hay infestación por caracoles o insectos. Los hongos pueden ser inocuos para los invertebrados y tóxicos para los humanos. Por ejemplo, la Amanita phalloides suele estar perforada por larvas de insectos.

• Se vuelven negras al contacto con cubiertos de plata o con una cebolla/ajo. La mayoría de las setas suelen oscurecerse a medida que se marchitan, se están oxidando. Además la Amanita phalloides no se ennegrece al contacto con los ajos y es de las más peligrosas.

• Huelen y saben muy mal. Algunas setas venenosas son deliciosas, como la Amanita phalloides según víctimas que han sobrevivido.

• Las cocinas lo suficiente. La estructura química de algunas toxinas es muy estable, incluso a temperaturas altas.

La regla de oro para evitar el envenenamiento es que ante la duda, mejor no las cojamos. Intentad no recoger todas las setas para que en la próxima temporada podamos volver a encontrarlas, además, las que recolectéis, hacedlo con navaja para no estropear el micelio subterráneo que en la próxima temporada dará más setas. Mejor no usar recipientes cerrados ni de plástico, sino siempre cestas de mimbre abiertas, porque así reciben el aire y no fermentan tan rápidamente. Si pasara podría causar posteriormente una indigestión al consumirlas, es más, al usar una cesta favorecemos que nazcan más en ese suelo porque van perdiendo esporas por el camino.

En caso de malestar o intoxicación, acudir rápido al médico (a ser posible con una muestra de las setas que hemos consumido) y llamar al Instituto Nacional de Toxicología.

¿Se cumplirá el dicho con luna creciente cesto menguante, con luna menguante cesto abundante?